sábado, 19 de março de 2011

Crônica da Loucura Luis Fernando Veríssimo

O melhor da Terapia é ficar observando os meus colegas loucos. Existem dois tipos de loucos. O louco propriamente dito e o que cuida do louco: o analista, o terapeuta, o psicólogo e o psiquiatra. Sim, somente um louco pode se dispor a ouvir a loucura de seis ou sete outros loucos todos os dias, meses, anos. Se não era louco, ficou. Durante quarenta anos, passei longe deles. Pronto, acabei diante de um louco, contando as minhas loucuras acumuladas. Confesso, como louco confesso, que estou adorando estar louco semanal. O melhor da terapia é chegar antes, alguns minutos e ficar observando os meus colegas loucos na sala de espera. Onde faço a minha terapia é uma casa grande com oito loucos analistas. Portanto, a sala de espera sempre tem três ou quatro ali,ansiosos, pensando na loucura que vão dizer dali a pouco. Ninguém olha para ninguém. O silêncio é uma loucura. E eu, como escritor, adoro observar pessoas, imaginar os nomes, a profissão, quantos filhos têm, se são rotarianos ou leoninos, corintianos ou palmeirenses. Acho que todo escritor gosta desse brinquedo, no mínimo, criativo. E a sala de espera de um "consultório médico", como diz a atendente absolutamente normal (apenas uma pessoa normal lê tanto Paulo Coelho como ela), é um prato cheio para um louco escritor como eu. Senão, vejamos: Na última quarta-feira, estávamos: 1. Eu 2. Um crioulinho muito bem vestido, 3. Um senhor de uns cinqüenta anos e 4. Uma velha gorda. Comecei, é claro, imediatamente a imaginar qual seria o problema de cada um deles. Não foidifícil, porque eu já partia do principio que todos eram loucos, como eu. Senão, não estariam ali, tão cabisbaixos e ensimesmados. (2) O pretinho, por exemplo. Claro que a cor, num país racista como o nosso, deve ter contribuído muito para levá-lo até aquela poltrona de vime. Deve gostar de uma branca, e os pais dela não aprovam o namoro e não conseguiu entrar como sócio do "Harmonia do Samba"? Notei que o tênis estava um pouco velho. Problema de ascensão social, com certeza. O olhar dele era triste, cansado. Comecei a ficar com pena dele. Depois notei que ele trazia uma mala. Podia ser o corpo da namorada esquartejada lá dentro.. Talvez apenas a cabeça. Devia ser um assassino, ou suicida, no mínimo.. Podia ter também uma arma lá dentro. Podia ser perigoso. Afastei-me um pouco dele no sofá. Ele davaolhadas furtivas para dentro da mala assassina. (3)E o senhor de terno preto, gravata, meias e sapatos também pretos? Como ele estava sofrendo, coitado. Ele disfarçava, mas notei que tinha um pequeno tique no olho esquerdo. Corno, na certa. E manso. Corno manso sempre tem tiques. Já notaram? Observo as mãos. Roía as unhas. Insegurança total, medo de viver. Filho drogado? Bem provável. Como era infeliz esse meu personagem. Uma hora tirou o lenço e eu já estava esperando as lágrimas quando ele assoou o nariz violentamente, interrompendo o Paulo Coelho da outra. Faltava um botão na camisa. Claro, abandonado pela esposa. Devia morar num flat, pagar caro, devia ter dívidas astronômicas. Homossexual? Acho que não. Ninguém beijaria um homem com um bigode daqueles. Tingido. (4) Mas a melhor, a mais doida, era a loucagorda e baixinha. Que bunda imensa. Como sofria, meu Deus. Bastava olhar no rosto dela. Não de via fazer amor há mais de trinta anos. Será que se masturbaria? Será que era esse o problema dela? Uma velha masturbadora? Não! Tirou um terço da bolsa e começou a rezar. Meu Deus, o caso é mais grave do que eu pensava. Estava no quinto cigarro em dez minutos. Tensa. Coitada. O que deve ser dos filhos dela? Acho que os filhos não comem a macarronada dela há dezenas e dezenas de domingos. Tinha cara também de quem mentia para o analista. Minha mãe rezaria uma Salve-Rainha por ela, se a conhecesse. Acabou o meu tempo. Tenho que ir conversar com o meu psicanalista. Conto para ele a minha "viagem" na sala de espera. Ele ri... Ri muito, o meu psicanalista, e diz: - O Ditinho é o nosso office-boy. - O de ternopreto é representante de um laboratório multinacional de remédios lá no Ipiranga e passa aqui uma vez por mês com as novidades. - E a gordinha é a Dona Dirce, a minha mãe. - "E você, não vai ter alta tão cedo..."

sábado, 12 de março de 2011

La carta en el camino
Adiós, pero conmigo serás, irás adentrode una gota de sangre que circule en mis venas o fuera, beso que me abrasa el rostroo cinturón de fuego en mi cintura. Dulce mía, recibeel gran amor que salió de mi vida y que en ti no encontraba territorio como el explorador perdidoen las islas del pan y de la miel. Yo te encontré después de la tormenta, la lluvia lavó el aire y en el aguatus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte una cueva y allí tu Capitánte esperará con flores en el lecho. No pienses más, mi dulce,en el tormento que pasó entre nosotros como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura.La paz llegó también porque regreso a luchar a mi tierra, y como tengo el corazón completo con la parte de sangre que me diste para siempre, y comollevolas manos llenas de tu ser desnudo, mírame, mírame, mírame por el mar, que voy radiante, mírame por la noche que navego, y mar y noche son los ojos tuyos. No he salido de ti cuando me alejo. Ahora voy a contarte:mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla, no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo.Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor será expulsado. Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos acostumbradas antes a la pólvora. Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste la ternura.Dulce mía, adorada, vendrán conmigo a luchar cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas, y si caigo, no sólome cubrirá la tierrasino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre. Vendrás conmigo, en esa hora te espero, en esa hora y en todas las horas, en todas las horas te espero. Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero y cuando la soledad quiera que cambies la sortija en que está mi nombre escrito, dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero, te espero en el desierto más duro y junto al limonero florecido:en todas partes donde esté la vida, donde la primavera está naciendo, amor mío, te espero.Cuando te digan «Ese hombre no te quiere», recuerdaque mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulces y pequeños pies que adoro.Amor, cuando te digan que te olvidé, y aun cuando sea yo quien lo dice, cuando yo te lo diga, no me creas, quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y quién recibiría mi sangrecuando hacia ti me fuera desangrando? Pero tampoco puedoolvidar a mi pueblo. Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra. Tu amor también me ayuda:es una flor cerradaque cada vez me llena con su aroma y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo dormido, me rodean. Vendrá luego la aurora, y yo mientras tanto te escribo para decirte: «Te amo».Para decirte «Te amo», cuida, limpia, levanta, defiendenuestro amor, alma mía. Yo te lo dejo como si dejara un puñado de tierra con semillas. De nuestro amor nacerán vidas. En nuestro amor beberán agua. Tal vez llegará un díaen que un hombre y una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor, y aún tendrá fuerzapara quemar las manos que lo toquen. Quiénes fuimos? Qué importa? Tocarán este fuegoy el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre y el mío, el nombreque tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabesquién soy, y porque nadie me conoció como una, como una sola de tus manos, porque nadiesupo cómo, ni cuándo mi corazón estuvo ardiendo:tan sólotus grandes ojos pardos lo supieron, tu ancha boca, tu piel, tus pechos,tu vientre, tus entrañas y el alma tuya que yo desperté para que se quedara cantando hasta el fin de la vida. Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza:están firmes mis pies sobre la tierra, mi mano escribe esta carta en el camino, y en medio de la vida estaré siemprejunto al amigo, frente al enemigo, con tu nombre en la boca y un beso que jamásse apartó de la tuya.

Pablo Neruda
SONETO LX
A ti te hiere aquel que quiso hacerme daño, y el golpe del veneno contra mí dirigido como por una red pasa entre mis trabajos y en ti deja una mancha de óxido y desvelo.
No quiero ver, amor, en la luna florida de tu frente cruzar el odio que me acecha. No quiero que en tu sueño deje el rencor ajeno olvidada su inútil corona de cuchillos.
Donde voy van detrás de mí pasos amargos, donde río una mueca de horror copia mi cara, donde canto la envidia maldice, ríe y roe.
Y es ésa, amor, la sombra que la vida me ha dado: es un traje vacío que me sigue cojeando como un espantapájaros de sonrisa sangrienta.

Pablo Neruda, 1959